El coraje iluminó el viejo mundo con la nueva luz.

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sábado, 2 de junio de 2012

El Toboso


El Toboso.


En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre sí quiero acordarme, se encuentra un pequeño pueblo de unos 2.200 habitantes inmortalizado por Miguel de Cervantes en el mundialmente conocido libro Don Quijote de la Mancha, al ubicar en esta localidad la morada de Dulcinea, la amada princesa del protagonista de la obra.
El Toboso sorprende por sus edificios, que mantienen una estética homogénea y muy cuidada, sin que ninguno de ellos destaque negativamente en ninguna de las calles del centro de la localidad. En el centro de la villa, alrededor de la Plaza del Ayuntamiento y de su Iglesia principal, se concentran la mayoría de los edificios históricos, y sus calles lo hacen ideal para ser conocido a pie, olvidándose del coche. Existen algunas rutas para recorrerlo sin dejarse nada importante por visitar, como la de los pozos o la ruta literaria.

Cómo llegar.

El Toboso se encuentra en La Mancha, a unos 150 kilómetros al sureste de Madrid y a unos 115 kilómetros de Toledo, provincia a la que pertenece . Desde la capital, la mejor ruta es por la A-4 hasta Ocaña, y desde allí, coger la N-301 hasta Quintanar de la Orden. Como alternativa a este tramo por la N-301, está la autovía de peaje, pero mi consejo es ahorrarse el dinero y disfrutar del antiguo trazado, porque el paisaje es mucho más atractivo, atravesando infinidad de viñedos y olivares, y el tráfico es muy escaso, con un trazado muy recto y en perfecto estado. Al llegar a Quintanar de la Orden, hay que desviarse por la CM-3103 unos 8-9 kilómetros para llegar a nuestro destino.

Qué visitar.

En un fin de semana se puede visitar tranquilamente El Toboso. Las fechas en la que se encuentra más concurrido suelen coincidir con la celebración de las Jornadas Cervantinas en honor a Dulcinea, cerca siempre del 23 de abril, Día del Libro y fiesta en Castilla la Mancha, pero tampoco se puede considerar que la presión de los turistas sea agobiante, ni mucho menos. Muchos de los visitantes en esos días son habitantes del pueblo que viven fuera y vuelven para pasar las fiestas, con lo que es poco probable que estén visitando los museos o las Iglesias. Eso sí, los bares y restaurantes están más ocupados y conviene reservar si se quiere comer en algún sitio específico.
Jornadas Cervantinas.
Oficina de Turismo.
La ventaja de acudir en las fechas de las Jornadas Cervantinas, declaradas de Interés turístico regional, es que se puede disfrutar de los eventos que se programan precisamente esos días: teatro en la calle, para adultos y para niños, menús especiales en bares y restaurantes, mercadillo medieval y, al menos cuando estuvimos nosotros, una representación sobre el terreno de la entrada de Don Quijote y Sancho en el pueblo, utilizando como escenario las casas y calles que Cervantes retrata en su libro. Empezó a las 23:00 y estuvieron varias horas recorriendo el pueblo con todos los espectadores siguiéndoles. Las calles son estrechas, por lo que en algunas de sus paradas, si te quedas atrás, ni se ve a los actores ni se les oye, así que conviene estar cerca para escucharles bien, ya que no disponen de megafonía. Truco si te quedas atrás: hazte previamente con la ruta que van a seguir y ataja por alguna de sus calles para ponerte de nuevo en primera fila y escuchar mejor en la siguiente parada ;-)
Fuera de los actos programados en estas fechas, hay muchos lugares dignos de ser visitados y varios museos, relacionados todos con las figuras de Don Quijote y Dulcinea.
Nada más entrar en el pueblo, está la Oficina de Turismo, donde ofrecen al viajero toda la información necesaria para no perderse nada importante.

La Iglesia Parroquial de San Antonio Abad.
San Antonio Abad.
Altar Mayor de San Antonio Abad.
Es un templo parroquial de estilo gótico tardío con portadas renacentistas de finales del siglo XVI, a la que algunos denominan la "Catedral de la Mancha", declarada Monumento de Interés Cultural.


Detalle del Altar Mayor.
Bóveda de San Antonio Abad.
Por 2 euros se puede pasar a visitar la Iglesia fuera de las horas de culto. Incluso coincidiendo con las Jornadas Cervantinas, yo pude visitarla durante casi una hora en la que solo coincidí unos 15 minutos con otras tres personas, así que no creo que haya que preocuparse por las aglomeraciones, a no ser que se coincida con un grupo organizado.


San Antonio Abad de noche.
La planta es cuadrada con tres naves iguales, y merece la pena disfrutar de su bóveda de crucería, apoyada en grandes columnas cilíndricas. Tiene ampliaciones del siglo XVII, incluido el altar mayor. La torre, del XVI, consta de tres cuerpos, siendo el primero de estilo plateresco y los dos superiores de estilo herreriano.

Cierra lunes y domingos, y, como en cualquier lugar de culto, durante la homilía no está permitida la visita.

Convento de las Trinitarias.

Convento de las Trinitarias.
Detalle de la fachada.
Es un edificio de planta rectangular y dos alturas construido en el siglo XVII, declarado Monumento de Interés Cultural y también conocido como el "Pequeño Escorial de la Mancha", de estilo herreriano sencillo y austero. Impresiona su espadaña, construida, según se cree, en épocas posteriores. El convento tiene un claustro de dos plantas y una iglesia barroca.
En su interior alberga un museo de pinturas e imaginería de la escuela española del siglo XVII.

Convento de las Hermanas Clarisas.
Convento Clarisas de noche.

Placa Convento Hnas. Clarisas.
Otro de los atractivos del pueblo radica en los dulces que preparan artesanalmente las monjas de este convento. Solo por la amabilidad y encanto con el que nos atendió una hermana de 84 años, mereció la pena pasarse por allí. Si a eso le añadimos la calidad de sus productos, sin punto de comparación con la bollería industrial, esta visita se convirtió en punto destacado del fin de semana.

Fachada Convento Hnas.Clarisas.

Parque y fachada del Convento.

El convento data del siglo XVI, aunque restaurada en el XX, de estilo renacentista, del que sólo se conserva la antigua portada de la iglesia.



Glorieta a García Sanchiz.


Escultura a Federico García Sanchiz.
Frente al convento de las Hermanas Clarisas, se puede dar un agradable paseo por un parque muy bien cuidado y que en uno de sus extremos tiene una escultura en bronce del poeta toboseño de adopción Federico García Sanchiz.


Ruta literaria.

Y entraron en El Toboso.

En un sosegado silencio.
Una buena manera de recorrer la villa es ir buscando los textos, grabados en forja, que pronunciaron Don Quijote y su fiel escudero Sancho mientras la recorrían buscando el palacio de la sin par Dulcinea, y que se encuentran en el capítulo IX de la segunda parte de El Quijote. Es el mismo recorrido que suele hacer la ronda literaria nocturna en las Jornadas Cervantinas.
Comienza en el pozo de la Gascona para continuar hasta la plaza de la Constitución, calle Ramón y Cajal, calle Dulcinea, Daoiz y Velarde y finalizar en la calle Don Quijote. En total, hay 14 frases.
Sancho hijo, guía...

A qué palacio tengo de guiar...


Y vio una gran torre.


Con la Iglesia hemos dado, Sancho.
Monumento a Dulcinea.
Dulcinea.
Don Quijote.

Monumento a Dulcinea.
En uno de los extremos de la Plaza Juan Carlos I, se encuentra el monumento a Dulcinea, frente a la Iglesia Parroquial. Son dos estatuas en bronce de la famosa dama y de su caballero andante arrodillado ante ella.

Plaza de la Constitución.

Molino de viento.
Es uno de los parques más grandes de la villa, ideal para descansar alejado de la zona más transitada del pueblo. En ella se puede encontrar un antiguo molino de viento como los que Don Quijote confundió con gigantes..


Museo Centro Cervantino.
Se exponen en él numerosas ediciones de El Quijote, antiguas, modernas, en multitud de idiomas diferentes o dedicadas por grandes personalidades que visitaron España, así como una exposición permanente de pinturas sobre El Quijote. Como curiosidad, citar que antaño fue Ermita.
Cierra a medio día y los lunes.

Museo de Humor Gráfico "Dulcinea".
Patio del museo.
Expone una gran colección de dibujos de conocidos humoristas dedicados a la figura de Dulcinea, siendo el único museo del mundo dedicado a la famosa doncella de Don Quijote.

Está ubicado en un antiguo caserón de la villa y merece la pena asomarse a su muy bien cuidado patio.

Cierra a medio día y los lunes.




Pozos.
Mapa de pozos de El Toboso.
El Toboso desde el Pozo de Arriba.
Repartidos por diversas calles se pueden todavía ver ocho de los antiguos pozos para extraer agua que llevan varios siglos construidos. Una de las mejores vistas del pueblo está junto a uno de ellos: el pozo alto. Esta rodeado de viñedos y olivares, y merece la pena salirse del pueblo para disfrutar de un paseo por ellos con la vista de la villa de fondo.



Pozo de la Virgen.                       
En total, se pueden ver ocho pozos, tres de ellos dentro del pueblo:

  • El pozo Gascona.
  • El pozo de la Torre.
  • El pozo de la Puerta. 
y cinco fuera:

  • El pozo de la Virgen.
  • El pozo de arriba.
  • El pozo de la Cadena.
  • El pozo de la Hilandera.
  • Pozo La Gascona, con brocal
    y abrevadero.
  • El pozo Primero o Dulce.
Dependiendo de la calidad de sus aguas, se destinaban al consumo humano, al de los animales o para lavar. El de mejor calidad era el Pozo de Arriba, pero debido a su escaso caudal se agotaba rápidamente.


Calles.

Fachada de El Toboso.
Fachada de El Toboso.
Hay que reconocer, tanto a los vecinos como a las autoridades, que han sabido mantener el encanto de las calles y edificios. Ello hace que pasear por ellas sea un verdadero placer. La plaza central y sus calles adyacentes pueden estar algo más concurridas, pero saliéndose de ellas, no es normal cruzarse con vehículos ni personas. Es muy recomendable olvidarse del reloj y, a ser posible, disfrutar de una buena conversación en buena compañía perdiéndose por sus calles y contemplando algunas de sus casas tradicionales manchegas, de fachadas de mampostería con sillar en esquina, de los siglos XVI y XVII.

Casa de El Toboso.
Casa de El Toboso.











Calle de Miguel de Cervantes.

Calle Caballero Andante.
Para el buen observador no pasarán de largo los nombres de las calles, muchos ellos relacionados con la obra maestra de la Literatura mundial: calle de Miguel de Cervantes, calle Aldonza Lorenzo, calle de  los Molinos, Bachiller Sansón Carrasco ... y, por supuesto, calle Don Quijote, calle Sancho, calle Rocinante y calle Dulcinea. Se respira arte y literatura por todos los rincones, pues a las anteriores hay que añadir las calles Calderón de la Barca, calle Miguel Hernández, calle Quevedo, calle Antonio Machado, calle García Lorca y un sin fin de nombres más, entre los que se esconde algún científico como nuestro Premio Nobel de Medicina Ramón y Cajal, quién también tiene su calle en el centro de la villa.

Dónde comer.

Ajo arriero
Revoltijo de matanza
Asadillo de pimiento.
Duelos y quebrantos.

Es un lugar preparado para recibir visitantes, por lo que no hay problema para encontrar un buen sitio para comer, adaptado a todos los bolsillos. Si lo que se desea es salirse de lo habitual, conviene hacer coincidir la visita con las Jornadas Literarias para probar los menús especiales que cocinan en esas fechas por precios bastante asequibles, a partir de los 10-12 euros. En cualquier caso, siempre se puede disfrutar de la comida castellana, que presume de ser una de las mejores del mundo, algo en lo que estoy completamente de acuerdo.
Es toda una experiencia disfrutar de sus “Duelos y quebrantos”, los platos con pimientos de la zona, el “Ajo arriero”, la caldereta de cordero, el mojete y migas del pastor, el “Guiso de las bodas de Camacho” y un largo etcétera, regado todo con un buen vino de la zona o de la hermana y no tan lejana Ribera del Duero, de tierras de la otra Castilla. No hay que olvidar pedir de postre las flores manchegas con miel. Una delicia sin conservantes ni colorantes.
Productos típicos
de La Mancha.
Guiso de las Bodas de Camacho.
La mayoría de los restaurantes se encentran en la Avenida de Castilla la Mancha, prolongación de la carretera a Quintanar de la Orden y que bordea el pueblo. En el interior, es digno de mención el Restaurante La Noria, bastante amplio, aunque es una pena que la noria que le da nombre, situada en su patio, no está en muy buenas condiciones.
Nosotros comimos en el Restaurante Dulcinea del Toboso (cómo no), a la entrada del pueblo, y quedamos tan convencidos que volvimos al día siguiente. El menú típico de las Jornadas Cervantinas costaba 13 euros, y puedo asegurar que no te quedas con hambre.

Dónde dormir.

Varias de las casas de toda la vida se han restaurado y convertido en casas rurales, manteniendo su encanto histórico. Nosotros estuvimos en la Hospedería del Arco, un establecimiento totalmente recomendable por limpieza, decoración, amabilidad y situación, sin olvidar sus desayunos con zumos, café con tostadas de pan con tomate y aceite de oliva y el queso de la zona, que si te quedas con ganas de llevarte a casa, no hay más que salir a la calle y doblar la esquina para comprarlo en la casa colindante, la quesería "El Fraile".
Habitación Hospedería del Arco.

Patio Hospedería del Arco.
Cristalera.

Ahora ya sólo falta que disfrutes de El Toboso.


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