El coraje iluminó el viejo mundo con la nueva luz.

El coraje iluminó el viejo mundo con la nueva luz.
El coraje iluminó el viejo mundo con la nueva luz.

sábado, 1 de febrero de 2014

Isla de Lobos

Isla de Lobos.
  La Isla de Lobos es un pequeño islote canario situado a 2 kilómetros al norte de Fuerteventura, en el Océano Atlántico, frente a la costa africana. Todo su territorio, de menos de 5 kilómetros cuadrados, forma parte del Parque Natural de las Dunas de Corralejo, que tiene el resto de su extensión en Fuerteventura. Éste es uno de los motivos por lo que está enteramente protegida, y por sí sola constituye el Parque Natural del Islote de Lobos.

   Recibe su nombre de la población de focas monje o frailes del mediterráneo, también llamadas lobos marinos, que habitaban en sus aguas en el pasado. Actualmente están prácticamente desaparecidas, pese al intento de repoblación de la zona. Algunos pescadores no están muy de acuerdo con esta medida, ya que las consideran una amenaza para la pesca porque consumen de 30 a 40 kilos de pescado al día cada una.

   Cómo llegar.



Isla de Lobos.
   Hay múltiples excursiones organizadas, cuya publicidad se puede encontrar en todos los alojamientos y agencias de viajes de Fuerteventura, y se pueden contratar en cualquiera de estos establecimientos o en las casetas que se encuentran junto al puerto de Corralejo, al norte de la isla. Hay bastante oferta, así que no es necesario reservar con mucha antelación, a no ser que vayamos en temporada alta. Hay combinados de todo tipo, que incluyen comidas, cóctel a bordo, submarinismo, snorkel, etc.

   No obstante, existe otra opción más barata y sencilla que las anteriores. Desde el puerto anteriormente citado, existe un transporte regular que le comunica con el islote varias veces al día. Dos adultos y un niño: 37,5 euros (precio en 2013). Junto a la entrada del puerto hay un aparcamiento amplio donde se puede dejar el coche sin límite de tiempo. Y junto a él un supermercado donde se puede comprar el agua o la comida necesaria para la excursión. 

Las Lagunitas.
   Es recomendable, si se quiere hacer una ruta a píe, coger el de primera hora, para evitar caminar con el sol en lo alto, ya que las sombras son un valioso tesoro difícil de encontrar durante todo el trayecto. Lo mejor es comprar el billete de ida y vuelta, y no suele haber problema para cambiar la hora de regreso si queremos volvernos antes o después de la acordada, aunque conviene llamar para confirmar el cambio, sobre todo si queremos volvernos en el último del día.

   Dónde comer.


Restaurante de la Isla de Lobos.
   Sin duda la mejor opción es llevarse lo necesario para disfrutar comiendo en alguna de sus calas, procurando, como siempre, no dejar después rastro de nuestro paso por allí, siguiendo la máxima de que sea la Naturaleza la que deje huella en ti, no tú en la Naturaleza. Existen papeleras suficientes como para no dejar residuos tirados por las playas ni, por supuesto, enterrados en la arena, ya que los animales tardaran poco en devolverlos a la superficie.


   De no optar por comer de esta manera, existe un único restaurante en la isla, por lo que conviene reservar nada más llegar con el barco. No tiene pérdida puesto que hay muy pocas casas en la isla. Siguiendo por el camino a la derecha del centro de interpretación, llegaremos a él en muy pocos minutos. No habrá más de 500 metros desde el punto de desembarco.

   Qué visitar.


Maqueta de la Isla de Lobos.
   La isla es muy pequeña, así que se puede recorrer entera a pie en poco tiempo. Su principal atractivo son sus playas con sus aguas tranquilas y transparentes, ideales para los amantes del submarinismo o snorkel.

Maqueta de la Isla de Lobos.
    Mi recomendación es visitar antes de nada el centro de atención al visitante, dónde se muestra lo más importante de la isla e incluso se puede preguntar a las personas que allí trabajan, y no tienen ningún inconveniente en dar todo tipo de explicaciones y consejos con mucha amabilidad y conocimiento de la zona. Viendo la maqueta que tienen a la entrada, nos podemos hacer una idea de cómo es la isla y dónde está cada punto de interés. Si lo que queremos es hacernos una idea más general, hay una proyección de no mucha duración que se repite constantemente y nos cuenta lo esencial.

Casas de El Puertito.
   Cuando bajemos del barco, nos encontraremos con un camino. Hacia la derecha, nos lleva a la zona donde se encuentran las pocas construcciones de la isla, en El Puertito, y junto a ella hay varias zonas con aguas tranquilas donde poder disfrutar viendo el fondo del mar y los animales y plantas que lo habitan. Estas construcciones datan de antes de la declaración de zona protegida de la isla, y sus propietarios pueden acometer las obras necesarias para su conservación, pero no está permitido construir nuevas edificaciones. 

Isla de Lobos. La Caldera
desde la playa de la Calera.
Playa de la Calera.
   La playa más famosa y concurrida, no por ello abarrotada, ni muchísimo menos, se encuentra en la dirección contraria, tomando el camino hacia la izquierda. En algunos carteles está con el nombre de “Las Conchas” y en otros como “La Calera”. Es una playa de arena fina y aguas tranquilas de bastante longitud. La zona más cercana al puerto está más llena, pero según nos vamos alejando de este punto se va despejando. Al fondo, como suele ser habitual, se encuentra una zona donde se practica el nudismo, aunque nudistas y no nudistas conviven perfectamente también antes de llegar a ella. Situados en esta playa, se puede ver a lo lejos la isla de Fuerteventura y las playas de Corralejo, y, dando la espalda al mar, podemos ver la montaña de La Caldera, el punto más elevado de la isla con sus 127 metros, y a sus pies la playa de La Caleta, muy poco conocida.

   Fuera de estas zonas, no está permitido bañarse, al ser un Parque Natural. En la imagen se puede ver la protección que tiene cada zona de la isla. Como con todas las imágenes, se puede pulsar sobre ella para verla más grande y leer los textos.
Mapa de la Isla de Lobos.
Faro de Martiño.

    En el otro extremo de la isla se encuentra el faro, habitado por Antonio Hernández (Antoñito el Farero) y su familia hasta 1968, y que hoy funciona de manera automática. Si se dispone de tiempo suficiente y forma física adecuada, es una excursión totalmente recomendable. Solo hay un camino que recorre la isla, perfectamente delimitado en todo momento, por lo que no hay pérdida posible. Salirse de él, está totalmente prohibido, al ser un ecosistema muy sensible que hace que las plantas tarden mucho tiempo en crecer, y pisarlas supondría un grave problema para ellas.


La Caldera.
    Se puede hacer la ida y la vuelta desde el puerto al faro en unas 2 horas  a un ritmo suave, en una ruta sin elevadas pendientes. Yo elegí ir por el lado Este, más cercano a la orilla del mar, y volver por el Oeste, más interior. La única subida se encuentra al salir del faro, hasta llegar al cruce con el camino que lleva al volcán de La Caldera, y es muy suave. Desde ahí, hasta la playa, todo es llano o cuesta abajo.
Detalles de la ruta a pie por
 la Isla de Lobos.

    En las imágenes está marcada la ruta y muestro un gráfico con el desnivel de la misma. La altitud sobre el nivel del mar no debe ser muy correcta, ya que partí desde una playa y terminé en otra, así que habrá que tomar ese punto con el verdadero nivel del mar.

    El Faro de Martiño se encuentra aproximadamente en la mitad de la ruta, y es el mejor sitio para descansar y comer o beber algo a la sombra del edificio mirando al mar y a la isla de Lanzarote.


Molino de las Salinas de Marrajo y
generadores eólicos al fondo.
Mapa de la ruta a pie por la
 Isla de Lobos.
   Antes de llegar a la playa, viniendo desde el faro, sale a la derecha un desvío hacia las Salinas del Marrajo, ubicadas sobre una superficie arcillosa cercana a la playa, con una superficie de casi 16.000 metros cuadrados. En Canarias, se extraía sal de manera natural aprovechando las mareas, pero es a partir del Siglo XVII cuando comenzaron a construirse salinas artificiales. Las Salinas del Marrajo son de mediados del Siglo XX, así que se construyeron aprovechando lo aprendido con las explotaciones anteriores, lo que hace que sean de las más tecnológicamente avanzadas, haciendo uso de un pozo que permite que se encuentren más alejadas de la costa. Es curiosa la vista del molino antiguo y al fondo la isla de Fuerteventura, con los modernos molinos eólicos. Dos generaciones buscando aprovechar la energía limpia del viento, tan abundante en esta zona.

Caracolas.
   Lo que no encontrarás durante todo el camino es sombra, así que es imprescindible llevar la cabeza cubierta y ropa que proteja del sol, junto con una buena crema protectora. La única sombra se encuentra en el edificio del faro, un sitio ideal para descansar un rato y reponer fuerzas comiendo algo apoyado en sus paredes mirando al mar y la isla de Lanzarote, situada a unos 5-6 kilómetros hacia el norte. En días despejados, se ve perfectamente la playa de Papagayo, la punta más al sur de esta isla, y las impresionantes montañas volcánicas tan características del archipiélago canario.

Aloes.
   Algo que tampoco podemos olvidar en esta ruta es el agua, en cantidad abundante, y algo de comida para reponerse del esfuerzo, como chocolate o frutos secos. En días poco nublados, como lo son la inmensa mayoría del año, el sol no tiene ninguna piedad con el caminante, y el suelo árido de tierra y piedras sueltas multiplica su efecto devastador, así que agradeceremos llevar agua suficiente para beber e incluso para refrescarnos la cabeza o el cuerpo de vez en cuando. Sin hidratarnos correctamente y sin llevar protección, lo más normal es que caigamos redondos sobre el camino con una insolación que nos dejará, en el mejor de los casos, con un fuerte dolor de cabeza y en reposo durante los días siguientes, así que merece la pena tomar precauciones para no tener un mal recuerdo de nuestras vacaciones.

Vigilante.
   Teniendo esto presente, se disfrutará de un agradable paseo por un paraje bellísimo, bastante árido pero con alguna zona verde y con plantas como siemprevivas, tomillo, lengua de pájaro o matamoro (suaeda vera), que luchan por sobrevivir en un lugar tan duro y con tan pocas precipitaciones como éste, en el que no es habitual cruzarse con más de 20 o 30 personas en todo el trayecto. Una de esas rutas en las que llegar en el mínimo tiempo posible no es el objetivo principal. Éste queda en un segundo plano frente a la belleza del entorno, por lo que recomiendo hacerlo sin prisa, disfrutando de cada paso.

    Las rutas y estimaciones de tiempo desde el Centro de Visitantes ubicado en el puerto son las siguientes:
  • Eligiendo el camino de la izquierda:
    • Playa de la Calera o de La Concha: 6 minutos.
    • Montaña de la Caldera: 49 minutos.
    • El Puertito.
    • Faro de Martiño: 39 minutos.
  • Eligiendo el camino de la derecha:
    • El Puertito: 7 minutos.
    • Las Lagunillas: 18 minutos.
    • Faro de Martiño: 48 minutos.   
   Una vez que se ha pisado la isla, ya no será lo mismo mirar al horizonte desde las playas de Corralejo, y se siente algo de nostalgia al ver, al fondo, la preciosa Isla de Lobos.

 

  Si te ha gustado esta entrada te gustará: