Hace unos días se han anunciado unas medidas que, en mi opinión, son un cañonazo a la altura de la línea de flotación del sector público. Porque estas medidas son mucho más que un recorte del sueldo de los trabajadores públicos o un empeoramiento de sus condiciones laborales, que también. Son toda una declaración de intenciones acerca de cómo ha de ser el sector público de este país, muy en sintonía con la idea liberal de que cuanto más pequeño, mejor para la economía. Parece que las encuestas muestran que hay un amplio sector de la población que piensa así, pero si se le explica un poco más, ¿seguirá pensando lo mismo? Porque "lo público" es la sanidad, la educación, la policía o los bomberos, pero también es mucho más que eso. Realmente, ¿queremos estos servicios en manos privadas?
Realmente, ¿queremos que quien decida si un municipio puede o no construir un puerto para barcos de lujo sea un técnico cualificado de Medio Ambiente, sin más interés que el bien público de sus habitantes y de los de las localidades cercanas, o queremos que sea una empresa privada?
Realmente, ¿queremos que cuando se produzca otro desastre natural como el de Lorca o El Hierro, en lugar de trabajadores públicos cualificados, científicos o administrativos, sea una empresa privada la que encargue de gestionarlo?
Realmente, ¿queremos que cuando tengamos que hacer la declaración de la renta (que seguiremos teniendo que hacerla), en lugar de usar una aplicación gratuita realizada por TIC (Técnicos en Informática y Comunicaciones) públicos, tengamos que pagar por un software realizado por una empresa privada o volver al lápiz y la calculadora?
Realmente, ¿queremos que cuando tengamos un conflicto de cualquier tipo, tengamos que recurrir a un juez de una empresa privada para que dicte sentencia?
Realmente, ¿queremos que quien decida dónde y de qué manera se puede construir en un municipio sea un técnico público o que sea una empresa privada?
Realmente, ¿queremos que un niño tenga derecho o no a una educación de calidad en función del dinero que hayan podido ahorrar sus padres? Aún en el supuesto, como se ha leído por ahí, de que esos padres hayan trabajado lo justo toda su vida, ¿queremos que lo paguen sus hijos?
Realmente, ¿queremos que en lugar de un grupo cualificado de trabajadores, sin mayor interés que el servicio publico, decida una empresa privada dónde se construye una carretera o dónde se coloca una salida de una autopista?
Realmente, ¿queremos que quien decida a quién se le dan ayudas públicas (que se seguirán dando), quien evalúe los proyectos que las recibirán o quien realice las auditorías necesarias para ver que el dinero se ha invertido correctamente, en lugar de ser trabajadores públicos, sea una empresa privada?. ¿Una empresa privada como las auditoras que dieron la máxima calificación a entidades bancarias que quebraron poco después?
Realmente, ¿queremos que nuestros transportes ferroviarios, que tan buena nota obtienen en todas las encuestas, pasen a ser gestionados por empresas privadas?. Tenemos aún reciente lo ocurrido con la privatización de la compañía aérea "de bandera" y estamos viendo el resultado de esa gestión privada...
Realmente, ¿queremos que las inspecciones de trabajo la realicen profesionales públicos o queremos que las realicen empresas privadas?
Realmente, ¿queremos que los desarrollos informáticos que han puesto a nuestra administración a la cabeza de las administraciones mundiales en cuanto a trámites que se pueden realizar de forma segura por internet, se frenen o pasen a ser realizados por empresas privadas?
Realmente, ¿queremos que la gestión de impuestos la realicen técnicos públicos o que las realicen empresas privadas?
Realmente, ¿queremos que la adjudicación de contratos públicos esté controlada por funcionarios o queremos que estén controlados por empresas privadas?
Realmente, ¿queremos que el control de la libre competencia esté en manos privadas?
Realmente, ¿queremos que quienes nos defiendan fuera de España, en cualquier mesa de reuniones, en lugar de ser cualificados técnicos comerciales al servicio del país, sean de una empresa privada?
Realmente, ¿queremos que al Estado le defienda ante cualquier tribunal un cuerpo de abogados cualificados o que sea una empresa privada?
Realmente, ¿queremos que nuestro patrimonio cultural, museos, edificios, lugares de interés, etc,, esté en manos privadas?
Realmente, ¿queremos que quien decida quién tiene derecho a prestaciones sociales, en lugar de trabajadores públicos cualificados sea una empresa privada?
Y por último, realmente, ¿queremos que quien apruebe, controle y audite en qué se gastan el dinero nuestros políticos, en lugar de ser trabajadores públicos, sea una empresa privada?
No tengo nada contra la empresa privada, y considero que muchas de las áreas de negocio de una economía tienen que estar en sus manos, y otras pueden tener una gestión mixta, pero también considero que determinadas áreas esenciales deben estar controladas por trabajadores cualificados que puedan hacer su trabajo, que puedan elaborar informes molestos para sus superiores o que puedan negarse a realizar determinadas tareas por vulnerar las leyes vigentes sin miedo a que les bajen el sueldo o les echen a la calle por ello.
Y conociendo todas las tareas que aún están en manos públicas, me atrevo a decir que quizá haya que reorganizar la administración, que quizá sus trabajadores no estén bien repartidos ni bien aprovechados, pero que, desde luego, no sobra ninguno de ellos teniendo tanta carencia como tenemos en determinados servicios y tanta demora en la resolución de otros.
Quizá los que
faltan son buenos gestores que sepan sacar lo mejor de todos ellos en lugar de desmotivarles, desprestigiarles y cuestionarles públicamente. Quizá sea también que para acceder a esos puestos de gestión fuera necesario exigir una titulación y pasar unas pruebas tan duras como las que tiene que pasar cualquier funcionario, en libre competencia con muchos otros opositores, en las que demuestren que están capacitados para el puesto.
Por todo ello, vuelvo a preguntar y, por favor, piénselo bien antes de contestar: realmente, ¿es lo que queremos?